Turismo gastronómico: De comer somos

Nos vamos de escapada por el interior de la provincia de Buenos Aires a pasar un día de campo en un pueblo de 200 habitantes que se llena de visitantes los fines de semana con un único objetivo: comer bien. A tan sólo una hora de la Capital Federal y cerca de la ciudad de Mercedes, en la localidad de Tomás Jofré se puede disfrutar de una comida que nos llena tanto de alimento como del tan necesitado aire libre pampeano.

El cartel de la entrada ya nos da hambre. Sede de la Fiesta Nacional del Salame Quintero (septiembre) así como de la Fiesta Provincial de la Torta Frita (abril), Jofré es un pequeño paraje gastronómico que recibe el nombre de su antigua estación de tren aunque en realidad su nombre formal es Jorge Born. Con una veintena de restaurantes de campo, los más populares de principios de siglo, por sus pocas cuadras se puede conocer además una feria de artesanos y antigüedades o realizar cabalgatas como un pintoresco paseo familiar.

El almuerzo es su principal atractivo. El menú de degustación es casi siempre el mismo por el mismo precio. La entrada incluye empanadas fritas, escabeches y fiambres de la zona (con el célebre salame quintero mercedino) acompañado por un pan de campo casero, el formato de tenedor libre con una parrilla completa con guarnición o pastas rellenas que maridan con algún vino de la casa y postre que además del clásico helado ofrece algún flan o budín caseros con su generosa cuota de crema y dulce de leche.

Pero lo que más se disfruta en este pequeño poblado es poder comer en el interior de una casona antigua, en una mesa con manteles cuadrillé en la vereda o en un jardín rodeado de árboles, caminar a lo largo de las vías abandonadas, sacar fotos a alguna antigüedad que nos contaban nuestros abuelos o matear con tortas fritas a la luz anaranjada de un atardecer que nos hace volver a la ciudad repletos de ese aire libre que, de vez en cuando, necesitamos salir a buscar.

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